Es cuando las palabras
se te amuchan en la boca.
Duele el deseo de sacarlas
como opciones que felizmente
dejamos de tomar.
No elegimos por que,
al fin y al cabo,
ninguna va a ser mejor que todas.
Y se sabe que nunca estamos satisfechos
con lo poco,
si ese poco puede ser mucho.
Nunca con lo limitado,
si ese límite puede traspasarse.
Entonces, para terminarlo,
yo elijo
EL UNIVERSO.
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